Sunday, March 01, 2009
Infierno
Arthur Rimbaud, Una temporada en el infierno
En cuanto a la felicidad establecida, sea o no doméstica... no, no puedo. Soy demasiado débil, demasiado disipado. La vida florece por el trabajo, vieja verdad: en cuanto a mi vida no es lo bastante pesada, y vuela y flota lejos muy por encima de la acción, ese adorado punto del mundo.
¡Hasta donde me he convertido en una vieja solterona que me falta coraje para amar a la muerte!
Si Dios me concediera la calma celestial, aérea, la plegaria -como a los santos de antaño- ¡Los santos, fuertes! ¡los anacoretas, artistas como ya no hacen falta!
¡Perpetua farsa! Mi inocencia podría hacerme llorar. La vida es la farsa en que participamos todos.